Cuando Yohanna Alonso decidió poner rumbo al Ejército, a sus 18 años, y posteriormente a la Guardia Civil, quizás desconocía que emprendía un camino en el que la disciplina y el impulso por ayudar a los demás la llevarían a cosechar éxitos inimaginables.
Algunos los lleva en el cuello, colgados en forma de medallas. Los demás perviven en los cientos de mujeres y compañeros a los que ha ayudado transmitiendo sus conocimientos sobre defensa personal.
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